Esther Quiñones Luna
Después del 11 de marzo de 2020, cuando la OMS alertó sobre la pandemia de Coronavirus, las instituciones educativas públicas y privadas cerraron sus puertas y transformaron sus clases presenciales a la forma virtual. Si bien, anteriormente, ya existían plataformas de cursos online como, Udemy, Edx y Coursera y se daban cursos de forma virtual a una población específica, como estudiantes de sistema abierto, trabajadores y empresarios en instituciones educativas públicas y privadas, a partir de la pandemia, los estudiantes regulares de diferentes niveles tuvieron que aprender de forma virtual, lo que tuvo ventajas y desventajas para el progreso de la educación.
De acuerdo con la Encuesta para la Medición del Impacto COVID-19 en la Educación (ECOVID-ED) del INEGI, en México existen 54.3 millones de personas entre 3 y 29 años, de los cuales 33.6 millones de personas se encontraba inscrito en el ciclo escolar 2019-2020. Asimismo, se menciona que el 89% se encontraba estudiando en una institución pública y 11% en una institución privada.
Los resultados para 2020, señalan que la principal ventaja de las clases en línea es que no se pone en riesgo la salud de los alumnos, se mantienen seguros en casa (56.4%), propicia la convivencia familiar (22.3%), ahorra dinero en gastos diversos (19.4%); ahorra tiempo en trasladarse (15.0%) y existe una mejora en habilidades de autoestudio o autoaprendizaje (8.5%). En contraste, el 58.3% piensa que no se aprende o se aprende menos que de manera presencial y el 27.1% menciono que existe una falta de seguimiento del aprendizaje de los alumnos.
En esta encuesta se identificó, que el 65.7% de esta población utilizó un teléfono inteligente, 18.2% computadora portátil, 7.2% computadora de escritorio, 5.3% televisión digital y 3.6% tabletas, para sus actividades escolares o clases a distancia. Además, el 28.6% de la población objetivo de la ECOVID-ED contesto que realizó un gasto adicional para comprar un celular inteligente y el 26.4% contrato el servicio de internet fijo.
Asimismo, se menciona que el 97.8% concluyo el año escolar y solo 2.2% no concluyó en 2020. Del total que no concluyo, el 58.9% (435 mil personas) respondió que fue debido a COVID-19 porque perdió contacto con sus maestros o no pudo hacer las tareas (28.8%) y el 22.4% menciono que alguien de la vivienda se quedó sin trabajo o se redujeron sus ingresos.
Los datos de esta encuesta son relevantes, debido a que brindan información sobre el impacto que tuvo COVID-19 en la educación en México, las herramientas que se utilizaron ante este panorama y los gastos que implicaron para los hogares. Para este análisis, es importante hacer hincapié en la pertinencia y la capacidad que se tienen para brindar educación en medios virtuales.
En estudios escritos anteriores a la pandemia de COVID-19, se mencionaba sobre la importancia de la digitalización de los cursos y la necesidad de adquirir nuevas herramientas tecnológicas en la enseñanza. Por ejemplo, Gisbert Cervera, M. y Johnson, L. (2015) mencionaba que el crecimiento de la digitalización en todos los ámbitos de la vida (personal, académico, profesional y social) exige una profunda transformación de la educación y de los procesos de comunicación y aprendizaje.
Durante la pandemia, se invitó a reflexionar sobre el contexto de la educación en la pandemia, es decir, ver este momento, como una oportunidad para repensar la forma en la que se imparten las clases, particularmente, en el artículo titulado “Tecnología en el proceso educativo: nuevos escenarios”, se argumentó sobre la innovación de los procedimientos para transmitir la información utilizando tecnologías de la información y comunicación, lo cual, abre múltiples posibilidades para acceder al conocimiento, sin necesidad de estar en el mismo espacio físico.
Dentro de este contexto, se plantea la importancia incorporar mayor uso de tecnologías de la información y acortar distancia entre las personas de diferentes ciudades y países para aprender sobre una teoría en especificó o el uso de alguna herramienta tecnológica. Esto implica, que cada vez, más personas puedan acceder al conocimiento, con fuentes claras y sustentadas, que les permitan mayor conocimiento de su entorno y/o contar con mejores herramientas para su carrera profesional.
Este planteamiento, ha sido observado por diferentes instituciones tanto públicas, como privadas que han hecho diversas acciones para mejorar la educación y aumentar la cobertura educativa. En México, en la Propuesta de la ANUIES para renovar la educación superior en México. Visión y Acción 2030, se enuncia que las personas con un nivel educativo más alto son más productivas, tienen un nivel de vida más elevado, es más probable que estén empleados en la economía formal, que obtengan un ingreso más alto, cuenten con mejor salud, reporten tasas de criminalidad más bajas y una mayor participación en procesos políticos y sociales.
Es transcendental tener en cuenta dos objetivos dentro de la Propuesta de la ANUIES para renovar la educación superior en México, que se relaciona con la ampliación de la cobertura educativa con calidad y equidad, así como la necesidad de reforzar los sistemas de educación continua.
Objetivos ANUIES sobre la educación virtual, abierta y a distancia
Fuente: Elaboración propia con información de la Propuesta de la ANUIES para renovar la educación superior en México. Visión y Acción 2030.
De acuerdo con la Propuesta de la ANUIES, los cambios en los procesos de la actividad económica y las nuevas tecnologías requiere que los estudiantes aprendan nuevas habilidades y se manejen en distintos escenarios de incertidumbre, para resolver los problemas de la sociedad y contribuyan al desarrollo regional y nacional, así como formar a egresados dispuestos a seguir formándose, con el fin de desempeñar trabajos que aún no existen, usar tecnologías que aún no han sido inventadas, resolver problemas inéditos y aprender a trabajar colaborativamente en ambientes multiculturales y multidisciplinarios.
Asimismo, se señalan algunos datos sobre la situación de México, respecto a otros países, particularmente que, en 2015, sólo 16% de la población de 25 a 64 años había obtenido educación superior, lo que es significativamente inferior al promedio de la OCDE de 36%. Además, en 2013, las empresas mexicanas invirtieron el 0.2% del PIB en investigación y desarrollo (I+D), mientras que, el promedio de la OCDE fue de 1.6% del PIB y en Corea fue del 3.3%.
¿Las clases online y el desarrollo de plataformas especializadas es una oportunidad para repensar la forma en la que se imparten las clases actualmente?
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